6 paradas básicas si piensas visitar Arequipa

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Visitar Arequipa por primera vez deja a cualquiera con la boca abierta. La urbe, más allá de ser pintoresca y acogedora, brilla. Sí, literalmente, brilla bajo el sol. También conocida como Ciudad Blanca, gran parte de Arequipa está construida con sillar, una piedra volcánica que se utilizó siglos atrás para levantar los edificios de la época y hoy por hoy hace que la ciudad se luzca de pies a cabeza con paisajes increíbles, empezando por la Plaza de Armas y la Catedral.

Foto: Senda Utópica

He tenido la oportunidad y la suerte de conocer varios rincones del Perú, pero nunca la ocasión para visitar Arequipa. Así que apenas se presentó la posibilidad, no la pensé ni dos veces. Era la combinación perfecta: buenos amigos, un destino bravazo solo a una hora volando desde Lima y la mejor atención de Casa Andina Premium.

Foto: Fanpage Casa Andina Premium de Arequipa

Todos estábamos tan entusiasmados con la ciudad, que no sabíamos por dónde empezar. Entre el Monasterio de Santa Catalina, la Plaza de Armas y la Catedral, la Casa Moral, el claustro de La Compañía y todas las demás actividades por hacer fuera de la capital; la teníamos bien difícil. Entre debates y votaciones no lográbamos encontrar un punto en común. Fue así como el personal del hotel, muy gentilmente, nos recomendó los lugares que no podíamos dejar pasar y por fin pusimos manos a la obra.

Comenzamos por el mirador de Yanahuara, un conjunto de arcos grabados de sillar que fue construido en el siglo XIX. El lugar permite tiene una vista panorámica alucinante de la ciudad que incluye los tres volcanes que la rodean (el Misti, Chachani y Pichu Pichu). Los grabados de cada arco son frases de ilustres personajes de la época.

Foto: Difusión

Luego de la puesta de sol, regresamos caminando por diferentes calles angostas y recovecos que logran enamorar a cualquiera. Ahí fue cuando me di cuenta que pequeños detalles hacen una gran diferencia. Faroles que muchos ni se percatan a ver; caminos con empedrados o adoquines en vez de cemento y un par de maceteros con flores para dar un toque de color hacen que un encuadre parezca de una película del Medio Oriente.

Foto: Viaje a Pachamama

Caminar hasta perderse por los pasajes de Arequipa es parte de su encanto. Tanto fue así la situación que cayó la noche sin alcanzar a hacer mucho más. Llegamos al Casa Andina y nos esperaba una cena en Alma, su restaurante. Langostinos acaramelados con papas y especias, rocoto relleno picante y, para terminar, el famoso queso helado arequipeño hicieron de la velada un perfecto broche de oro para cerrar el primer día.

La mañana siguiente fue aún mejor. Seguramente, porque el desayuno es mi parte favorita del día. Despertar, subirle el volumen a la música y darme una buena ducha de agua fría es mi rutina de cada mañana. Lo que no tenía planeado era un buffet perfecto para recargar energías en pleno viaje. Un par de tostadas, un tazón de fruta, su buen jugo y el cafecito para darle el toque hipster. Listo, preparados para seguir el recorrido.

Foto: Fanpage Casa Andina Premium de Arequipa

Continuamos con el Claustro de La Compañía, ubicado en pleno centro histórico, al costado de la Iglesia de La Compañía. Construidos en el siglo XVIII, los claustros están conformados por arcos de sillar esculpidos que bordean imponentes corredores sacados de un cuento medieval.

Foto: Difusión

La seguimos en el Monasterio de Santa Catalina. Levantado en 1579, la complejo religioso es otro básico para los turistas. Está construido por dos tipos de sillar. Uno blanco, que proviene del volcán Chachani y otro rosado, que es del Misti. La entrada al lugar cuesta 40 soles para adultos y 12 para estudiantes (presentando carnet).

Foto: Difusión

Como para matar el hambre y, de paso, cumplir con el encargo de mi abuela (“hijito, tráeme de ese queso arequipeño que es tan rico”) pasamos por el mercado de San Camilo. A tan solo unas cuadras de la Plaza de Armas, el mercadillo es básico para comprar diferentes productos artesanales. ¿Qué comprar? Bueno, eso ya depende de cada gusto y antojo, pero (háganle caso a la abuela) el queso se lleva el premio.

Foto: Difusión

Y para terminar un viaje corto pero divertido, visitamos la Casa del Moral. Ubicada en el corazón de Arequipa, la casona es uno de los monumentos más antiguos e importantes de la arquitectura barroca local. Su nombre se debe a un viejo árbol de moras que crece en el patio principal. Adentro, se exhiben los muebles coloniales que adornan la casa. La entrada principal es una verdadera obra de arte cuidadosamente tallada.

Foto: Dare2go

Encantados con cada detalle que recubre la cuidad, regresamos al hotel para hacer las maletas y volar de regreso a Lima. Solo un fin de semana queda corto para todo lo que tiene Arequipa para ofrecer, pero eso ya será parte de otra oportunidad. Al menos, ya hay una excusa más que suficiente para volver.

Para despedirnos de la mejor forma, Diego, el barman de Casa Andina, nos sorprendió con una ronda de piscos sours de tamarindo. Un aguaje para calmar la sed pre-vuelo y cerrar un fin de semana bravazo.

BONUS TRACK PARA LOS AMANTES DE LOS LIBROS
Saliendo del mercado de San Camilo, hay varios puestos que poco les falta para regalar sus novelas. Autores como Vargas Llosa, Isabel Allende y Julio Cortázar a precios rematados.

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A mi dame un poco de música, un buen spot y si hay un sunset por ahí, mucho mejor. Si a la situación le agrego mi slackline y buena compañía, no necesito más. Me gustan las historias, pero las reales, las de carne y hueso. Esas que te hacen vibrar. Me gusta la fotografía. Soy fan de aquellas fotos que merecen guardarse para siempre, pero en la mejor cámara: la memoria. También me gustan los retos, esos que asustan, pero más que susto, motivan. Ah, claro, y casi me olvido de lo más importante: soy chileno, obvio; con sangre peruana, por supuesto.