¡Gimme una piña colada, please!

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El atardecer es lo que más disfruto de los fines de semana de verano. Me encanta reunirme con mis amigos de toda la vida, las del colegio o los hipsters de la universidad, a pasar lindos momentos viendo el sunset y disfrutando del delicioso olor de la brisa del mar. Simplemente relajar después de un día de playa.

Uno de los primeros fines de enero del verano pasado, fui a Naplo con tres de mis mejores amigos a pasar unos días increíbles: fiesta, mar, sol y largas conversaciones.

Caída la tarde, a la espera de ver el sol ponerse, Diego Armando, mi partner in crime, nos sorprendió con unas piñas coladas espectaculares, refrescantes y peligrosamente adictivas.

El dulce perfecto, un amarillo suave por las rodajas de piña, el sabor del coco en su punto, un toque de ron (ni muy fuerte ni muy suave) y mucho hielo para refrescar, son la clave para esa piña colada que trepa sin que te des cuenta.

Las copas no dejaron de servirse para acompañar las infinitas historias y anécdotas que empiezan a brotar al ritmo de los tragos. Fue una tarde memorable para el resto del verano.

Así que aquí les traigo su receta secreta para que puedan disfrutar tanto como yo:

Ingredientes:

– 4 rodajas de piña enlatada

– Media lata de jugo de la conserva (el almíbar que viene con las piñas)

– Media taza de crema de coco

– 1 onza de ron rubio (recomiendo  El Abuelo o Havana)

– Mucho hielo

Preparación:

En la licuadora se añade hielo (más de la mitad del vaso de la licuadora), se vierte media lata del almíbar de piña, las 4 rodajas de piña, luego media taza de crema de coco y por último, la onza de ron rubio. Se enciende la licuadora y licuamos la mezcla hasta que quede cremoso.

Y listo, lo pueden servir en un vaso largo o, si tienen, una copa huracán para darle su propio estilo. Lo pueden decorar con una rodaja de piña, una cereza y listo.

¡A disfrutar del fin!